martes, 4 de enero de 2022

Tiempo de mirar al futuro

El acuerdo sobre la reforma laboral entre gobierno, CEOE y los sindicatos UGT y CC.OO refuerza la necesidad de llegar a acuerdos de consenso, refuerza la cultura del pacto como forma de llegar a una solución de consenso entre las partes interesadas.

Los pactos muestran la responsabilidad, el compromiso de los firmantes que comprenden la necesidad de establecer un marco jurídico estable, duradero en cuanto a las relaciones laborales, para dotar a la economía, a las empresas y a los trabajadores de un futuro menos incierto.

El acuerdo no busca revancha, sino llegar a una posición de consenso que permita aprovechar la recuperación económica en beneficio de todos, tanto empresa como trabajadores.

Hay que destacar que el acuerdo nace del consenso de las organizaciones empresariales y los sindicatos, y no de una imposición ni del gobierno ni de los hombres de negro de la Unión Europea.

Por fin se ha entendido que la forma de dar estabilidad al sistema y que todas las partes implicadas se sientan obligadas a trabajar en la misma dirección es dejar que los acuerdos los negocien los que entienden de la materia. Si no corremos el riesgo de repetir los despropósitos que se suceden con las continuas reformas educativas que gobierno tras gobierno se realizan, sin que ninguna consiga el propósito de mejorar la calidad de la educación.

En opinión de muchos expertos, los fondos Next Generation de la Unión Europea, tal vez sea una de las últimas oportunidades de modernizar la economía española. Sindicatos y organizaciones empresariales no pueden estar ausentes, la ciudadanía necesita que las instituciones estén a la altura de las circunstancias e impulsen el desarrollo y la distribución de riqueza.

La desregulación y la pérdida de derechos, conduce a sociedades más empobrecidas, sin perspectivas de futuro y que las clases medias desaparezcan, sustituidas por ejércitos de trabajadores empobrecidos, condenados a trabajar para cubrir sus necesidades básicas, sin ninguna oportunidad de progresar y en la que el empleo deja de ser un pilar de desarrollo y promoción. Ejemplo que se está dando en EE.UU con lo que se ha llamado "La Gran Dimisión" en la que millones de trabajadores no se ven motivados a aceptar puestos de trabajo mal retribuidos y precarios.

El presidente de los EE.UU, recordó en su discurso del mes de abril "Wall Street no construyó este país. La clase media construyó este país y los sindicatos construyeron la clase media"

Ya (casi) nadie defiende el axioma liberal de que la mejor regulación es la que dicta el propio mercado, ejemplos cercanos tenemos (mercado eléctrico, paraísos fiscales, desregulación del mercado de trabajo, etc).

La falta de expectativas en el ámbito laboral nos conduce a desvinculaciones del sistema, es decir al anti-sistema, a la búsqueda de alternativas radicales y extremas.

Cuando se asume que no hay instituciones, asociaciones, colectivos sociales, organizaciones sindicales o empresariales, capaces de dar alternativa a tanta precariedad se produce la desconexión y el sálvese quien pueda.

Este año que acabamos de dejar, hemos luchado en defensa del empleo, hemos dado ejemplo de que colectivamente se puede y se debe defender el interés común, las jornadas de huelga fueron seguidas mayoritariamente, rememorando la lucha colectiva de épocas pasadas donde los derechos laborales se defendían conjuntamente, buscando el bien común de todos los trabajadores.

La tutela justa en el mercado de trabajo, en el ejercicio de los derechos laborales, lejos de entorpecer la creación de empleo, mejoran la eficiencia y  productividad del trabajador que se siente parte activa del desarrollo y contribuye a una redistribución de la riqueza y por tanto de la igualdad, alejando tentaciones de soluciones extremas o radicales. Asegurando la estabilidad institucional, la lucha contra la desigualdad, creando bienestar y progreso general.


En este contexto en el que los trabajadores son parte activa, se ven motivados a invertir en su formación y desarrollo, beneficiándose de esto, no solo el propio trabajador sino también la empresa y la sociedad en general.

La supervivencia del sistema democrático debe evitar las tentaciones de algunos irresponsables públicos de imponer sus ideologías partidistas, contrarias a la realidad social del país. Los partidos políticos deben ejercer con responsabilidad la función constitucional que tienen encomendada y no deben menospreciar los acuerdos adoptados por los agentes sociales.

Para concluir, decir que la reforma laboral acordada tal vez sea la mejor posible si lo que se quiere es llegar a un acuerdo duradero y vinculante de las partes.

El tiempo lo dirá.  

FELIZ 2022





jueves, 13 de febrero de 2020

Oficina Manuel Azaña -Corta pero intensa vida-

Fachada oficina Parquesol -Manuel Azaña-
José Mª. Sánchez Puertas

Sin tanta historia como la Oficina que también hoy cierra (Acera de Recoletos), no queremos dejar de recordar, la corta pero intensa vida de la oficina de Parquesol -5976 Manuel Azaña-.
Inaugurada en julio del 2003, también contó con la presencia de un sacerdote, Don Mariano (párroco de La Flecha), además del entonces director Territorial Juan González Torralba, el director de zona Paco Rey, el director de medios y los dos empleados; Lourdes Hernández y el que escribe.
La oficina además de atender a la clientela de la zona alta de Parquesol, se le asignaron las primeras promociones del entonces incipiente municipio de La Flecha, hasta que años después se apertura oficina en este municipio.
La recién llegada oficina pronto empezó a dar servicio a un barrio de Parquesol, en el que miraras para donde mirara todo eran grúas de construcción, que posteriormente desembocó en lo que se conocerá como "la burbuja de la construcción".
Contaba entonces con tres oficinas el BBVA en Parquesol (Hernando de Acuña, Adolfo Miaja y Manuel Azaña).
Una vez consolidado el barrio y agotado el suelo urbanizable queda como única oficina aglutinadora de todas las anteriores, la oficina 1605 Adolfo Miaja. Oficina originalmente de Caja Postal, que durante tantos años estuvo dirigida por Kety y Eva como interventora y que aún hoy, muchos años después sigue ahí, al pie del cañón, contando con el cariño y aprecio de la clientela a la que ha acompañado desde sus inicios en el barrio, cuando eran unos jóvenes que compraban su vivienda, hasta ahora en la que algunos ya acarician la jubilación.
Durante estos casi diecisiete años muchos han sido los compañeros que han pasado por la oficina que hoy se cierra y que despedimos con la foto de los que serán sus últimos empleados y a los que deseamos mucha suerte en sus nuevos destinos.

Plantilla actual de la oficina

jueves, 6 de febrero de 2020

Galería de Imágenes

Fotografía nocturna tomada por Ramón Gutiérrez Busto

Plantilla actual de la oficina Acera de Recoletos. Todos muy sonrientes para la ocasión.


Plantilla del Contigo de Acera de Recoletos que se integra en la Blue Branch de Duque de la Victoria.
¡Mucha suerte chicas!


Interior de la oficina en la década de los 60




Fachada oficina principal Banco Bilbao en Valladolid. Años 50


Plantilla de la oficina en el año 2009


Fin de la historia




Cierra la emblemática oficina de Acera de Recoletos del BBVA


CIERRA LA EMBLEMÁTICA OFICINA DE ACERA DE RECOLETOS DEL BBVA
Jesús Anta Roca

…Corría el año 1946

El próximo 14 de febrero el BBVA cerrará su oficina de la Acera de Recoletos c/v a Miguel Íscar. Desde que en 1946 abriera sus puertas el Banco de Bilbao (BB), durante setenta y cuatro años ha estado prestando servicio a la clientela. Permítaseme recordar que el Banco de Bilbao se había creado en 1856. Un banco incluso con autorización para emisión de moneda.

Emisión realizada por El Banco de Bilbao en 1857.

Para la historia del BBVA, aquella primera oficina BB en Valladolid ha sido sin duda una referencia, tanto por su carácter de oficina pionera como por la ubicación.
Noticia publicada por El Norte de Castilla
El 19 de septiembre de 1946 los tres periódicos locales (El Norte de Astilla, Diario Regional y Libertad) dieron a toda página la noticia de la inauguración de la oficina del Banco de Bilbao. Un acto que fue acompañado de la solemnidad y parafernalia propia de la época: imposible resumir la numerosísima concurrencia de autoridades civiles, religiosas, militares y empresariales.
Aquello fue una gran novedad pero lo cierto es que  los principales bancos españoles y varias cajas de ahorro ya operaban en la ciudad y parte de la provincia: en las dos Medinas, Peñafiel, Nava del Rey y Olmedo.
En concreto, hablamos del Banco Castellano, que terminaría por ser absorbido por el BB; y de los bancos Hispano Americano, Español de Crédito, Central,  de uno que obedecía al nombre de Banco de la Propiedad, y de otro que tenía por nombre societario Banca de Medina Clemente Fernández S.A,  Todos ellos ya llevaban un tiempo instalados en la ciudad. Amén de las Cajas, Postal de Ahorros, Monte de Piedad de Salamanca, y la  Provincial.
Fue el BB, por tanto, el último de los grandes bancos españoles de la época, que abrió oficina en Valladolid. No obstante, llegaría a alcanzar grandes cotas de mercado gracias a la absorción que realizó del emblemático Banco Castellano, creado en 1900 con sede central en la calle Duque de la Victoria, 12.
Una absorción cuyo proceso se fue fraguando mucho antes de que el BB se instalara en Valladolid, acaso por ello no tuvo mucha prisa en poner su señal corporativa en la ciudad. Aquella ausencia de premura seguramente vino porque en 1930 (dieciséis años antes de habilitar la oficina de la acera Recoletos -en aquella época Avenida del General Franco-), el BB había adquirido el 25 % de las acciones del Castellano. Aquel fue un proceso lento pero imparable que terminó por hacerse con la propiedad: en 1950 detentaba el 35%, en  1966 el 44 % y, finalmente, en 1970 se queda con la totalidad del Castellano y todos sus sucursales.
La fortaleza del Banco Castellano venía de que hasta el año 1922 no se instaló en Valladolid ningún otro banco, con lo cual operó durante un puñado de años  con enorme ventaja en ausencia de competidores, de tal manera que incluso llegó a ser el principal banco de toda aquella Castilla la Vieja.

¿Cómo era el Valladolid de 1946?
Recorramos algunos meses anteriores y otros posteriores a aquel septiembre de 1946 para ver con mayor detalle aquel Valladolid de posguerra, indicando algunas curiosidades.
El 5 de enero de 1945 una intensa nevada, y posterior helada, había paralizado la ciudad y congelado el río Pisuerga.
Miguel Delibes fue nombrado catedrático de la Escuela de Comercio… y sigue el 45: está en sus inicios la ingente tarea de construir viviendas públicas promovidas por la Organización Sindical y el Ministerio de la Vivienda para paliar el enorme déficit de vivienda que tenía Valladolid.
El mismo mes que se inauguraba la primera oficina del Banco Bilbao, en las Ferias de Valladolid recorrieron por primera vez las calles de la ciudad el Tío Tragaldabas y los gigantes y cabezudos, desde entonces tan típicos de las fiestas vallisoletanas…y apenas un mes después comienza a funcionar el nuevo servicio de autobuses urbanos.

En la Casa de Mantilla, lo mejorcito de Valladolid

Supongo que no sería casual que el BB abriera aquella primera oficina en lugar tan emblemático como aquel.  La esquina de la avenida del General Franco con calle Miguel Íscar, era un lugar muy céntrico y prestigiado de Valladolid, no en vano, además,  la casa de Mantilla  (inaugurada el 31 de diciembre de 1892) era una de las más admiradas por la sociedad vallisoletana. Se trataba del epicentro del Valladolid burgués que se fue consolidando entre finales del siglo XIX y principios del XX: calles como Miguel Íscar, Muro, Gamazo, Colmenares, etc. estaban habitadas básicamente por la clase media alta.  A ello hay que sumar el eje urbano  más transitado de todo Valladolid: el formado por la plaza Mayor, calle Santiago, Acera de Recoletos,  y la Estación de Norte (no olvidemos el importante movimiento de personas que entonces generaba  el ferrocarril).  Y a todo este entorno hay que añadir el Campo Grande, como el lugar de recreo y paseo más concurrido de aquel Valladolid de mitad de siglo.
Casa de Mantilla y Acera del General Franco hacia 1960. Fotografía tomada del Archivo Municial de Valladolid  (AMVA).

En definitiva, aquella esquina era, con total seguridad, el mejor escaparate que cualquier empresa desearía tener en Valladolid.
Según diversas opiniones, la actividad del banco estaba muy orientada hacia el negocio industrial y comercial, y se consideraba puntero entre un buen puñado de familias destacadas en ambos sectores.
La oficina ha tenido varias reformas, a lo largo de su existencia, especialmente en lo que tiene que ver con su organización interior de cajas y despachos, pero nos quedaremos con las dos primeras.
En febrero de 1946 D. Manuel de Basterrechea e Ichaso, en representación del Banco de Bilbao solicita licencia de obra en los locales que el banco había arrendo a las dos hermanas propietarias de la Casa de Mantilla (hijas del industrial que mandó construir el edificio). Los planos estaban firmados por el arquitecto Ricardo Bastida (que tenía una especial dedicación a las obras del banco en toda España) y la dirección de obra la llevó el arquitecto Manuel López Fernández con el aparejador Carlos Turiño, ambos de Valladolid.


En 1946 la entrada se hacía por la avenida del General Franco y el despacho de Dirección se ubicó en la rotonda de la esquina. (AMVA).

De cómo quedó organizada la oficina destaca el que la entrada se hacía por una puerta que daba a la Avenida del General Franco. Se accedía a la sala de operaciones con las mesas de atención al público  a mano izquierda, tres puestos de caja al fondo, los servicios de calefacción (carbonería),  aseos y vestuario a mano derecha. El despacho de Dirección se ubicaba en la rotonda que forma la esquina de ambas calles.
En las rejas de las ventanas se puso el logo BB tan característico de aquella época. (AMVA)

La licencia municipal de apertura, una vez concluidas las obras, la solicita Agustín Quintanilla Mújica en calidad de director de “la sucursal del Banco Bilbao de esta plaza”. Y como siempre, no se esperó  a que se aprobara la misma (4 de octubre) para inaugurar la sucursal, pues como ya se ha dicho, se llevó a efecto el 19 de septiembre anterior. Pero, es más, es que la solicitud en realidad no la tramitó el banco hasta ocho días después de inaugurado.
En 1950 se solicita licencia de reforma que modificó sustancialmente la anterior organización: la puerta de acceso se abrió precisamente por la esquina, la Dirección se desplazó a un amplio despacho colindante con la antigua puerta de acceso,  y se habilitaron despachos más especializados, como por ejemplo bolsa, informes, cartera, etc. que no figuraban en la obra primigenia.  El director de la oficina seguía siendo Agustín Quintanilla.


Reforma de 1950, la entrada se desplazó a la esquina con Miguel Íscar.


Caridad, fútbol, Holanda y quinielas

Pronto el banco quiso imbricarse en la vida social vallisoletana y para ello no dudó en participar en las más variopintas actividades. Comenzó con buen pie, pues la prensa se hizo eco de que al día siguiente de la inauguración de la oficina, el banco hizo un donativo para los pobres “con motivo de su inauguración”.
 El 29 de enero de 1950, El Norte de Castilla da cuenta de los modestos partidos de fútbol aficionado que se jugaron ese fin de semana. Entre ellos estaban los míticos Europa-Delicias y el Arces, pero también participaban los equipos de los bancos Central, Santander, Hispano Americano, Español de Crédito y Bilbao. Ocurrió que en los partidos del 28 de enero del citado año, los equipos del Central y el Santander (ganó el primero por 2-1) se encontraron sin árbitro, por lo que entre quienes por allí andaban, ambos equipos acordaron que les arbitrara Maroto, un jugador del Bilbao, y según la prensa “a entera satisfacción” de ambos equipos. Por cierto el BB también tenía un equipo de baloncesto.


Corría el mes de febrero de 1953 y los empleados del banco hicieron una colecta para que el Secretariado Diocesano de Caridad hiciera llegar 250 pesetas a los damnificados por el terrible temporal que asoló a Europa Occidental, que produjo la rotura de los diques de Holanda y Bélgica, causando grandes destrozos entre la población y la flota pesquera. En concreto se estima que la mortandad “se elevaba a 831 personas, 400 de ellas en Holanda”. No obstante las aguas seguían anegando docenas de pueblos y  ya se hablaba de 600 muertos en Holanda. En el invierno de 1959 el banco aportó 1.000 pesetas a la Campaña de Navidad y Vivienda (así se llamó) promovida por la Obra Social de la Falange.


La plantilla, hacia 1960, celebrando la festividad de San Carlos Borromeo en el Hostal Florida

Pero, sin duda, el acontecimiento que dio al banco una increíble proyección publicitaria fue la quiniela que Gabino Moral Sanz depósito en el BB de Recoletos. Una quiniela con 14 aciertos obtenidos por la casualidad de los dados. Aquel joven agricultor de Valbuena de Duero ganó el 4 de febrero de 1968 la estratosférica cantidad de 30.207.774 pesetas: una verdadera fortuna para su época (hoy actualizándolos al IPC desde la fecha serían 4.263.817,00 €). Fue el mayor premio que jamás se había ganado en la Quiniela ni en ningún otro sorteo en España. Por cierto, el Valladolid perdió ante el Badajoz, en tierras extremeñas.

 ¡La primera sucursal!
Hasta que en 1970 el BB terminara por hacerse con la totalidad del Castellano y trasladara su oficina principal a la que ocupaba dicho banco, es decir Duque de la Victoria 12, y se hiciera con una extensa red de oficinas, el BB  abrió una primera sucursal, cuya existencia prácticamente está perdida en la memoria. Aquello se produjo en octubre de 1960, habilitando un pequeño local en la plaza del Ochavo esquina con calle Lonja: una oficina de 84 m2 en planta y 56,50 m2 de sótano. Entonces, el director del banco en Valladolid era Francisco Urquijo de la Puente.


Anuncio de El Norte de Castilla publicado el 18 de junio de 1960.

Al menos hasta que absorbe el Castellano, el BB abrió otras dos oficinas: en 1963 en la plaza Cruz Verde, y en 1970 en la plaza Circular esquina con calle Cervantes.

… Y nos trasladamos a Duque de la Victoria
En abril de 1970 la prensa local ya daba por hecho la inminente integración del Banco Castellano en el Grupo Bancobao. Aquel paso que ya venía más que anunciado tanto por el proceso de adquisición de acciones del Castellano por el Bilbao, como por diversas inserciones en prensa mediante anuncios en los que ambas entidades, por ejemplo, conjuntamente felicitaban la Navidad.
El Norte de Castilla, 29 de abril de 1970



La entidad había dado instrucciones a todos sus gestores y apoderados para que compraran por todos los medios posibles las acciones que aún quedaban en manos de accionistas del Castellano… y consiguió su objetivo.
Anuncio publicitario de julio de 1970.



Como mera curiosidad, el 23 de abril de 1970, el Ayuntamiento de Valladolid colocaba una placa en la fachada del Bilbao recordando que allí, antes que el edificio de Mantilla, estuvo el hospital de la Resurrección, citado por Cervantes en sus novelas “El casamiento engañoso” y “El coloquio de los perros”. Se conmemoraba el 354 aniversario del fallecimiento del ilustre escritor.
Placa que colocó el Ayuntamiento con motivo del 354 aniversario del fallecimiento de Miguel de Cervantes.



Y en este punto concluye la historia particular de aquella emblemática oficina “principal” del Banco de Bilbao, para pasar a formar parte, como otra sucursal más de la amplia red que aportó la absorción del Castellano: la Dirección provincial del Bilbao se trasladó a las nobles dependencias del antiguo palacio de D. Antonio Ortíz Vega (banquero y hombre de negocios) en la calle Duque de la Victoria 12, que sin que se conozca con exactitud su fecha de construcción, desde 1900 era la sede principal del Banco Castellano.


                                                                                       Valladolid, febrero de 2020